Viviana Villarroel termina por estos días de tejer su primer chaleco, después de un año de no poder tomar los palillos. En febrero del año pasado, esta tejedora de 38 años sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) que la dejó con casi todo el lado izquierdo de su cuerpo paralizado.

“Tenía sensibilidad, pero cero fuerza. No podía caminar, no podía agarrar nada, ni siquiera levantar los dedos”, recuerda desde su casa en Los Andes.

“Tenía sensibilidad, pero cero fuerza. No podía caminar, no podía agarrar nada, ni siquiera levantar los dedos”, recuerda desde su casa en Los Andes.

El pronóstico de recuperación no era muy alentador, ya que la mujer estuvo dos días sin recibir trombólisis.

“Estaba terminando de almorzar. De repente me paré y no pude mover la pierna izquierda. No era el clásico hormigueo. Me asusté mucho y mi marido me llevó al hospital de Los Andes. Allá dijeron que era por un ataque de pánico y me mandaron a la casa”, cuenta.

La situación no mejoró. Villarroel tuvo que volver al hospital porque con las horas perdió totalmente la fuerza de su brazo y mano izquierda. En el hospital insistieron en la crisis de pánico. Al día siguiente, la mujer fue a un hospital de Putaendo.

“Ellos descartaron un tema siquiátrico y me mandaron de urgencia, en una ambulancia, al hospital de San Felipe. Tenía la presión muy alta. Recién ahí me dijeron que era un ACV” relata.

Ante la desesperación de no poder cuidar de sus tres hijos ni continuar con su trabajo, mientras estuvo hospitalizada buscó alguna solución en internet. Así llegó a TRAINFES, el exitoso método chileno para rehabilitar parálisis motoras, como las secuelas de un ACV, que acaba de recibir la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) para comercializarse en Estados Unidos.

Se trata de un dispositivo basado en la electroestimulación neuronal que permite que pacientes con parálisis puedan recuperar el movimiento con pequeñas descargas eléctricas en los músculos. De esta forma se estimula la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro de organizarse. La electroestimulación significa entrenar las neuronas para que tomen un camino alternativo para llegar a los músculos.

Apenas le dieron el alta, Viviana Villarroel le pidió a su marido que la llevara al centro de rehabilitación de TRAINFES en Santiago. Esa misma semana comenzó la terapia.

“Fui en silla de ruedas. Recuerdo que hubo que cortarle el pelito a mi niña, porque no podía peinarla. Llegué muy asustada, porque pensaba en cómo iba a hacer los ejercicios si no podía mover nada”.

¿Cómo fue ese primer entrenamiento?

“Estuve con un fisioterapeuta que me enseñó a usar el dispositivo. Al principio necesitaba ayuda para colocar los electrodos en los músculos, pero después pude sola. Luego, los ejercicios los hacía en la casa con la máquina y la plataforma que se conecta al celular, todos los días. En los videos de la app me mostraban en qué músculo poner los electrodos. Una vez a la semana tenía sesión presencial y el resto yo sola”.

¿Sentía cuando le llegaba el impulso eléctrico?

“Sí. Tenía sensibilidad, pero no fuerza. Yo no podía levantar el pie, pero la máquina sí me lo movía. De a poco empecé yo a controlar el movimiento. A medida que iba haciendo los ejercicios, me iba dando cuenta de que iba avanzando un poquito. La sensación de recuperar el movimiento es muy bonita. Era motivador, porque la rehabilitación es un proceso muy duro, muy triste”.

¿En cuánto tiempo pudo sentir que avanzaba?

A las dos semanas me pude parar. Mi pierna pudo soportar estar de pie con bastón. Después dejé la silla de ruedas y me mantenía con el bastón. A los tres meses me sentía mucho mejor”.

¿Cuándo se sintió recuperada?

“A los seis meses había recuperado todo mi movimiento. Hoy estoy al 99% porque siento que aún puedo aumentar un poco mi fuerza, mi seguridad. Ya puedo trotar, saltar, volví a manejar, a cocinar y, después de un año, volví a tejer. Yo soy dueña de casa, pero vendía mis tejidos por encargo antes del accidente”.

¿Tuvo un costo muy alto?

“La terapia es costosa, pero me dieron todas las facilidades y me ayudó mi familia. Esta terapia es una alternativa que es 100% real, que funciona. Y no es solo lo moderno del tratamiento, sino que hay profesionales excelentes, muy empáticos, que se ponen en el lugar de uno, que están dispuestos a ayudar 24/7”.


Así como nuestra rehabilitación cambió la vida de Viviana, el método TRAINFES ha ayudado a recuperar su autonomía y mejorar su calidad de vida de miles de usuarios en Chile y el mundo. Si quieres conocer más historias, puedes visitar nuestro canal de YouTube.