Puede que no lo notemos, pero cuando sentimos dolor, estrés o angustia nuestro cuerpo sufre cambios y es posible que aumente la frecuencia cardíaca, respiremos más rápido y se contraigan los músculos. Si se reducen o se controlan estos efectos se obtendrá el resultado que todos esperamos en momentos de dificultad física, que es sentirnos…